martes, 30 de septiembre de 2025

El criterio de demarcación de Popper

Comentario de un texto del libro La lógica de la investigación científica, de Karl Popper, sobre el criterio de demarcación entre lo que es ciencia y lo que no lo es. Se expone brevemente en qué consiste este criterio, diferenciándolo del verificacionismo. También se aborda la manera en que, desde el criterio de Popper, se entenderían casos problemáticos como el creacionismo o el terraplanismo


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El verificacionismo, criterio de demarcación propio del Círculo de Viena (con autores como Neurath o Carnap), señala que la ciencia se caracteriza por utilizar enunciados comprobados por la experiencia. Una proposición o un enunciado será científico si ha sido demostrado, empíricamente, como verdadero: si ha sido verificado por la experiencia, con una estrategia inductivista (que pasa de los casos particulares a la ley general). El criterio de Popper busca un resultado, digamos, distinto: un enunciado o una teoría será científico si puede ser demostrado empíricamente como falso. Popper fue muy crítico con el inductivismo de los neopositivistas, puesto que la inducción no justifica íntegramente la validez de una hipótesis científica; esto es, la inducción es incompleta porque no puede probar definitivamente una hipótesis: siempre cabe la posibilidad de que aparezca un caso (n+1) que haga falsa la hipótesis. De la observación repetida de casos particulares no se puede alcanzar una ley universal, porque puede aparecer un caso que la contradiga; de ahí que Popper no exija a los enunciados científicos poder ser seleccionados en sentido positivo “de una vez para siempre”. Las teorías no se pueden verificar empíricamente. Por eso su estrategia es diferente: las teorías científicas deben afirmar algo acerca del mundo, nos tienen que informar sobre cómo funciona el mundo. Y esto podrá ser confrontado con la experiencia, para comprobar si ésta corrobora o refuta lo que afirma la teoría. Cuanto más afirme una teoría, de forma más clara y definida, más posibilidades habrá de que pueda ser refutada. Así pues, la ciencia progresa por ensayo y error: al final quedan las teorías que superan las falsaciones, y en este sentido son superiores.

Respecto a los casos planteados por la segunda cuestión, el creacionismo presenta una postura que se mueve en un ámbito distinto al científico, ajeno a la ciencia, al situar el origen del universo en un creador inteligente, lo que no puede ser ni comprobado ni falsado. Es una creencia religiosa, y estas creencias no pueden ser falsadas por la experiencia (no tenemos experiencia de Dios), luego no son científicas y según Popper no superarían el criterio de demarcación: es un caso de no ciencia, que no excluye nada y por eso no explica nada. Otro tanto sucede con el caso de la pseudomedicina, que tampoco puede ser falsada por cualquier experiencia o hecho que se deduzca de la misma (como ocurre con el psicoanálisis o el marxismo), sino, al contrario, cualquier experiencia posible puede servir para confirmar sus postulados. Con el inconveniente añadido de que la pseudomedicina es un discurso que quiere hacerse pasar por científico, emulando sus formas; es pseudociencia. Finalmente, en cuanto al terraplanismo, es una postura o discurso tajantemente anticientífico, que rechaza las explicaciones científicas tachándolas de interesadas y poco objetivas o realistas. Se trata de una teoría completamente falsada por la observación y la experiencia, siendo múltiple y notoria la evidencia que demuestra que la Tierra no es plana, por lo que no supera el criterio de demarcación de Popper.