Comentario de un texto del libro La lógica de la
investigación científica, de Karl Popper, sobre el criterio de demarcación
entre lo que es ciencia y lo que no lo es. Se expone brevemente en qué consiste
este criterio, diferenciándolo del verificacionismo. También se
aborda la manera en que, desde el criterio de Popper, se entenderían casos
problemáticos como el creacionismo o el terraplanismo.
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El verificacionismo,
criterio de demarcación propio del Círculo de Viena (con autores como Neurath o
Carnap), señala que la ciencia se caracteriza por utilizar enunciados
comprobados por la experiencia. Una proposición o un enunciado será científico
si ha sido demostrado, empíricamente, como verdadero: si ha sido verificado por
la experiencia, con una estrategia inductivista (que pasa de los casos
particulares a la ley general). El criterio de Popper busca un resultado,
digamos, distinto: un enunciado o una teoría será científico si puede ser
demostrado empíricamente como falso. Popper fue muy crítico con el inductivismo
de los neopositivistas, puesto que la inducción no justifica íntegramente la
validez de una hipótesis científica; esto es, la inducción es incompleta porque
no puede probar definitivamente una hipótesis: siempre cabe la posibilidad de
que aparezca un caso (n+1) que haga falsa la hipótesis. De la observación
repetida de casos particulares no se puede alcanzar una ley universal, porque
puede aparecer un caso que la contradiga; de ahí que Popper no exija a los enunciados
científicos poder ser seleccionados en sentido positivo “de una vez para siempre”. Las teorías no se pueden verificar
empíricamente. Por eso su estrategia es diferente: las teorías científicas
deben afirmar algo acerca del mundo, nos tienen que informar sobre cómo
funciona el mundo. Y esto podrá ser confrontado con la experiencia, para
comprobar si ésta corrobora o refuta lo que afirma la teoría. Cuanto más afirme
una teoría, de forma más clara y definida, más posibilidades habrá de que pueda
ser refutada. Así pues, la ciencia progresa por ensayo y error: al final quedan
las teorías que superan las falsaciones, y en este sentido son superiores.
Respecto
a los casos planteados por la segunda cuestión, el creacionismo presenta una
postura que se mueve en un ámbito distinto al científico, ajeno a la ciencia,
al situar el origen del universo en un creador inteligente, lo que no puede ser
ni comprobado ni falsado. Es una creencia religiosa, y estas creencias no
pueden ser falsadas por la experiencia (no tenemos experiencia de Dios), luego
no son científicas y según Popper no superarían el criterio de demarcación: es
un caso de no ciencia, que no excluye nada y por eso no explica nada. Otro
tanto sucede con el caso de la pseudomedicina, que tampoco puede ser falsada
por cualquier experiencia o hecho que se deduzca de la misma (como ocurre con
el psicoanálisis o el marxismo), sino, al contrario, cualquier experiencia
posible puede servir para confirmar sus postulados. Con el inconveniente
añadido de que la pseudomedicina es un discurso que quiere hacerse pasar por
científico, emulando sus formas; es pseudociencia. Finalmente, en cuanto al
terraplanismo, es una postura o discurso tajantemente anticientífico, que
rechaza las explicaciones científicas tachándolas de interesadas y poco
objetivas o realistas. Se trata de una teoría completamente falsada por la
observación y la experiencia, siendo múltiple y notoria la evidencia que
demuestra que la Tierra no es plana, por lo que no supera el criterio de
demarcación de Popper.